jueves, 27 de noviembre de 2014

El principio de precaución y la viruela (y II)



En el siglo de las luces español, especialmente durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, abundaron personas e instituciones de gran mérito, cuyas luces, con acusaciones de afrancesamiento e impiedad, trataron de apagar la reacción absolutista que siguió a la invasión napoleónica de 1808.

Últimamente se ha empezado hablar en foros públicos de Blas de Lezo, marino y militar guipuzcoana, héroe del sitio de Cartagena de Indias contra los ingleses pero aún se habla poco de los hermanos Elhuyar, de los primeros investigadores científicos o de las primeras aportaciones a la medicina, el saneamiento y la salud pública que, contra inmensas dificultades  y precarios medios, llevaron a cabo personas como Francisco Javier Balmis.

Francisco Javier Balmis, médico alicantino nacido en 1753, estaba a punto de cumplir 50 años cuando, el 30 noviembre de 1803, bajo su dirección e impulsó, la corbeta María Pita partió del puerto de A Coruña con destino a América.

Llevaba aquel barco un cargamento un tanto especial: 22 niños coruñeses, entre 8 y 10 años de edad, sacados del hospicio Casa de Expósitos de la ciudad, con el fin de incorporarse a la expedición, el propio Balmis, que era un prestigioso cirujano y había llegado a ser médico personal del rey Carlos IV, 2 médicos asistentes, 2 practicantes, 3 enfermeras y la rectora del orfanato del que los niños procedía.

La idea de Balmis, sin duda ingeniosa pero que hoy consideraríamos falta de ética, era sencilla: dado que el suero generado en las pústulas de los pacientes inoculados, servía para inmunizar a los subsiguientes, irían vacunando de dos en dos a los niños de forma que los días que pasaban entre una inoculación, acumulados en cadena, fueran suficientes para el largo viaje por mar y comenzar la vacunación en el nuevo continente.

Entiendo sus reparos, comparables a los míos, pero la vacuna de la viruela descubierta por Jenner estaba salvando miles de vidas en Europa y, entre tanto, a su vez miles de personas enfermaban y morían sin remedio en América. Traten de ponerse en el estado de la técnica en aquel momento: la refrigeración, la asepsia, el envasado al vacío no existía... ¿Qué otra cosa podían hacer más que utilizar seres humanos como portadores de la vacuna?... 

En esa tesitura, podían haber utilizado adultos voluntarios y pagados, pero, de nuevo, téngase en cuenta lo que significaba ser huérfano y vivir en un hospicio en aquella época: a la imposibilidad  de  una alimentación mínima adecuada, la falta de higiene o la carencia de atención médica, se sumaba el hecho de estar expuestos a la violencia y los abusos. La probabilidad de morir por cualquier otra causa para aquellos niños era seguramente mucho mayor si se quedaban en Europa que si viajaban a América en aquella expedición.

El viaje duró tres años y durante su recorrido por América, fue reclutando más huérfanos y siguió extendiendo por nuevas tierras la vacunación. Balmis recorrió Canarias, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y México pero la expedición se dividió y otros participantes en la misma llevaron la vacuna hasta Chile por el sur y el actual estado de Texas por el norte.

En febrero de 1805, con 25 huérfanos mejicanos, Balmis se embarca en Acapulco en el navío Magallanes, cruza el Pacífico y, con idéntico procedimiento, extendió la vacunación por las islas Filipinas y, desde allí, a Macao y Cantón, dando comienzo a la vacunación en Asia.

Los esfuerzos de Balmis y de aquella Real Expedición Filantrópica de la Vacuna salvaron miles de vidas. Quizás aquel médico ilustrado se saltó, a la brava, el principio de precaución pero se merece consideración y respeto... y seguramente un monumento.

No me entiendan mal. Con esta historia, no estoy justificando saltarse los principios éticos para obtener un buen fin. El debate sobre si el fin legítima los medios o deben ser los medios los que legitimen el fin es tan viejo como la humanidad y yo, personalmente, estoy completamente de acuerdo con la frase que mi padre siempre nos decía de pequeños: "Puedes tener la razón y perderla si pegas a tu hermano".

Soy partidario de analizar y estudiar a fondo pros y contras de toda innovación, iniciativa o proyecto, pero no puedo ser partidario de la inacción y de no analizar, de no evaluar por muy asentado que esté la convicción sociológica de que algo es malo o de que algo es bueno.

Hoy en día la viruela no es el problema. O mejor dicho, es un problema que la ciencia, venciendo a la incertidumbre, ha logrado solucionar, pero la humanidad sigue teniendo muchos otros problemas.

Aplicar el principio de precaución es importante para prevenir que determinados avances técnicos o científicos provoquen efectos indeseables o, directamente, desastresos, casos conocemos muchos y están día sí, día también en los medios de comunicación, la talidomida, el amianto, los CFCs... pero por cada uno de esos casos, se pueden citar cientos de avances que han salvado millones de vidas, historias que por desgracia duermen en el olvido, en un cajón de la redacciones, uno etiquetado con la frase: "Las buenas noticias no son noticia"

Es posible que la nanotecnología tenga la cura para el cáncer. Es posible que la modificación genética tenga la solución para el hambre. Es posible que la explotación de gas no convencional sea una vía para una transición suave entre el carbono y las energías renovables... no lo sabemos. Pero, ahora mismo, sólo pensamos, creemos, aventuramos que "es posible" o que no lo es... No sabemos nada más: averigüemoslo.


jueves, 20 de noviembre de 2014

El principio de precaución y la viruela (I)



Esta es una de esas entradas con las que hago tantos "amigos"... y les cuento: es que últimamente estoy oyendo citar mucho el "principio de precaución" en un sentido que me preocupa, sí, cuando se habla de Organismos Modificados Genéticamente, de nanotecnología o de fracking,  pero también cuando se habla de química.

En una ocasión, con motivo de una jornada organizada por tres entidades privadas sobre cierto sistema informático de transacción de datos medioambientales entre las industrias y el Gobierno Vasco, alguien se empeñó en afirmar algo que, jurídicamente, era completamente incorrecto.

Cuando me tocó intervenir, no me quedó más remedio que contradecirle respetuosamente y explicando previamente que, con tantos científicos como había en la sala, no se quedaría sin respuesta que alguien dijera algo como, por ejemplo, "el número pi es 6,28"... Y es que es cierto que, el Derecho, como ciencia que analiza y trata de dar pautas al comportamiento humano, ofrece muy pocas certezas, y las que nos quedan, tenemos que defenderlas.

Aún así, se supone, la función esencial de los juristas, de todos aquellos que teorizan, escriben, interpreta y aplican Derecho, es la de dar seguridades.

Ya... han leído esta última frase se les ha escapado un ligero mohín y han pensado, "jo, pues esto de ser jurista debe ser muy frustrante, es como si a un ingeniero se le caen todos los puentes que construye..." y no van del todo desencaminados, no se crean.

Una de las  herramientas básicas con las que cuenta el Derecho para dar certeza a la normativa son los "principios interpretativos" o, como el Código Civil los denomina, "los principios generales del Derecho".

Hay unos cuantos principios que son universales y, en principio, inmutables en el tiempo, hay otros que derivan de pautas políticas, legitimadas por la democracia y tan válidas y exigibles como las anteriores y, por ultimo, hay otros que derivados de formulaciones científicas generalmente aceptadas, tras el filtro de la legitimidad democrática, se adoptan como nuevos principios.

En esta última categoría se podría clasificar el "principio de precaución", que tiene diversas definiciones pero que la Comisión Europea formula como:

"Según la Comisión, puede invocarse el principio de precaución cuando un fenómeno, un producto o un proceso puede tener efectos potencialmente peligrosos identificados por una evaluación científica y objetiva, si dicha evaluación no permite determinar el riesgo con suficiente certeza."

No voy a entrar a calificar el nivel de seguridad jurídica que ofrece una formulación como esta pero si me lo permiten, verán que se trata de una definición atemporal, que provoca que todo fenómeno, producto o proceso esté sometido a una evaluación y re-evaluación permanente, lo cual no es malo en absoluto, pero que, en su uso en un momento determinado tiende necesariamente a alargar extraordinariamente los plazos de puesta marcha de cualquier innovación, ante la inmensa inseguridad que subyace en la pregunta: ¿cuándo una certeza sobre un acontecimiento futuro es 'suficiente'?

Pues bien, como les decía, la alegación al "principio de precaución" en un momento puntual estará siempre asociado al estado del arte y los conocimientos científicos de ese concreto momento y... bueno, creo que en lugar de seguir contándoles este rollo, les voy a poner un ejemplo.

La viruela es la única enfermedad infecciosa realmente grave que el ser humano ha sido capaz de erradicar definitivamente, cuando la OMS así lo declaró oficialmente en 1980. Con algo de perseverancia, convenciendo a determinadas culturas de la necesidad de la vacunación, es previsible que en pocos años, la poliomielitis sea la siguiente.

La viruela es, o "era", una enfermedad causada por un virus, llamado "variola virus", transmitido por los fluidos corporales, igual que el ébola, y ha sido una de las enfermedades más devastadoras de la historia de la humanidad.

Sus síntomas incluían fiebre alta, fatiga y las características erupciones y ampollas, sobre todo en cara, brazos y piernas, que se llenaban de pus y dejaban en los supervivientes a la enfermedad con las marcas características de por vida. La tasa de mortalidad, en su variante más común y contagiosa, superaba el 30% y se cebaba especialmente en niños menores de 5 años.

En el año 1800, en España, se estima que 45 de cada 100 niños no superaba los 5 años. La viruela era responsable de muchas de aquellas muertes. 

El último caso conocido de contagio "natural" de viruela sucedió en Somalia en 1977. Desde entonces, solamente existe un caso conocido, provocado por una accidente de laboratorio en Birmingham, Gran Bretaña, en 1978, que provocó la muerte de una persona.

Pero la epopeya humana que culminó en aquella fecha de 1980 comenzó unos dos siglos antes.

Sitúense a finales del siglo XVIII. Para que se hagan una idea, hasta que en 1777, Lavoisier, uno de los padres de la química moderna, no terminó de desacreditarla, una de las formulaciones científicas más difundidas y aceptadas era la llamada "Teoría del Flogisto", según la cual, todo cuerpo susceptible de arder contenía una sustancia, común a todos ellos, llamada "flogisto" y la combustión era, básicamente la pérdida de dicha sustancia.

Otra "verdad" científica, ya en cuestión desde finales del siglo anterior, pero aún muy extendida, era la llamada "Teoría de la Generación Espontánea" en la que insignes pensadores como Decartes o Newton creyeron firmemente, y que decía que la aparición de hongos o levaduras probaba que la vida podía aparecer de forma espontánea en un recipiente cerrado. La teoría soportó el paso del tiempo, hasta que Louis Pasteur, bien entrado el siglo XIX, demostró que los microorganismos tampoco se generaban espontáneamente. 

Fue ese estado de la ciencia en el que Edward Jenner, médico inglés nacido en 1749, realizaría los experimentos que conducirían a la vacuna de la viruela.

Había en aquella época antecedentes de inoculación, era bien conocido el escándalo que provocó en la Inglaterra de aquella época el intento de Lady Mary Montagu de importar las prácticas que, con motivo de sus viajes al Imperio Otomano había conocido, de inocular una dosis de fluidos corporales de enfermos en personas sanas como método de inmunización. Una práctica ciertamente muy arriesgada.

Entre 1770 y 1790 se publicaron varios artículos de investigadores ingleses y alemanes al respecto pero el mérito de Jenner tuvo más que ver con darse cuenta de que las lecheras que, debido a su estrecho contacto con las vacas, contraían la versión vacuna de la enfermedad (la viruela de la vaca), inmensamente más benigna que la variante humana, quedaban inmunizadas también frente a ésta.

Ligando sus conocimientos sobre la inoculación con este descubrimiento, el 14 de mayo de 1796, en lo que hoy sería considerado un experimento absolutamente contrario a un mínimo principio ético, Jenner inoculó fluido extraído de las ampollas que la viruela de la vaca había provocado en las manos de una lechera en el hijo de 8 años de su jardinero, llamado James Phipps.

El niño tuvo algo de fiebre, más bien baja y un cierto malestar pero no tuvo más síntomas. Posteriormente, le administró suero de la variante humana de la enfermedad en varias ocasiones y no desarrolló la enfermedad.

Jenner publicó sus estudios con otros 23 pacientes y su teoría fue rápidamente aceptada por la comunidad científica y política hasta el punto de que Napoleón ordenó vacunar a todos sus soldados en fecha tan próxima como 1805 y es que el procedimiento era muy sencillo y accesible: bastaba con extraer suero de las ampollas desarrolladas por un inmunizado para inyectarlo en un amplio número de nuevos pacientes y así, sucesivamente.

¿Llevan la cuenta de las flagrantes violaciones del "principio de precaución" que llevamos en esta historia?... pues el próximo día les cuento otra, no demasiado conocida, que tiene por protagonista a un médico español y a la que el propio Jenner se refirió como:

"No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que este."


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(En la imagen: Edward Jenner. Pastel de John Raphael Smith. Wellcome Library Collection. Londres)

jueves, 13 de noviembre de 2014

"He leído la tesis y quiero trabajar en la Industria Química..."


Buenos días Libe,

¿Has hecho la tesis sobre...[producto químico]...?... ¿has estado entonces investigando con [......] o con [....] ?... bueno, no te preocupes, el tema de la tesis es lo de menos. Haber sido capaz de doctorarte dice mucho de tu capacidad y de tu perseverancia... pero, claro, no hace que tu CV sea automáticamente interesante.

Dedica un tiempo a investigar y a pensar en qué te gustaría trabajar y qué formación y experiencia necesitarías para trabajar en ello…. y haz tu propio “plan de  carrera”.

¿Quieres seguir investigando?, pues salvo algún tipo de lotería, no será tanto tus conocimientos concretos en las materias en las que has investigado hasta ahora las que puedan ayudarte, sino las habilidades, las competencias que has adquirido.

Ten en cuenta que por estos lares la I+D está bastante restringida a sectores muy concretos y en Euskadi más aún. Mira las webs de los centros tecnológicos (de Tecnalia e IK4) y de subsectores como biotecnología o nanotecnología. Si te orientas hacia la farmacia asume que tendrás que ir fuera porque en Euskadi solamente hay dos farmacéuticas potentes, meritorias, pero solamente dos.

Obviamente, toda la formación complementaria y especializada que pudieras aportar en éste área sería interesante.

Si quieres abrir un poco más el campo, en la industria en general no se trabaja en investigación básica, hay algunas cosas de desarrollo, que es la investigación ya orientada a temas empresariales pero en todos los sectores, de una forma u otra, tienen programas de innovación... (la “i” minúscula de I+D+i) y que es, básicamente y para entendernos, la aplicación final del I+D sobre el terreno. El trabajo se parece un poco a la investigación, pero trabajas sobre carriles muy marcados y, eso sí, con la presión inmediata de los resultados.

Un ejemplo que me invento sobre la marcha: imagínate que te contrata una empresa dedicada a dar un servicio “llave en mano” de reducción de contaminantes en chimenea. Su mercado tradicional ha sido la ingeniería de sistemas de “oxidación térmica” de compuestos orgánicos volátiles (vapores de disolventes o monómeros orgánicos) … lo que viene a ser quemadores previos a la emisión por chimenea… una ingeniería de toda la vida.

Han colaborado con el Departamento de Ingeniería Química de la Facultad (Investigación) sobre las bondades de un determinado catalizador en el tratamiento de ciertos gases. Tienen unos resultados esperanzadores, ya que hasta ahora el precio de los catalizadores y el plazo para que dejaran de ser efectivos los hacían poco competitivos frente a los quemadores alimentados por gas natural de toda la vida. Están probando ya en instalaciones piloto (Desarrollo), en principio complementarias a instalaciones tradicionales.

Sin embargo, en determinados sectores, por ejemplo de procesos de producción de polímeros por lotes, que tienen el problema de no producir una emisión de gases regular sino emisiones muy importantes y muy concentradas cuando el reactor se abre, pero que durante el 90% del tiempo no emiten nada, en los que el quemador está ese 90% del tiempo en llama piloto y que, en el momento puntual de emisión, es más bien poco efectivo por la alta concentración de vapores, están convencidos de que pueden instalarse equipos solamente con catalizador (básicamente un “laberinto” de salida del gas con mucha superficie de contacto) que consigue descomponer los hidrocarburos a CO2 y agua y con plazos suficientemente largos de vida útil del catalizador (innovación).

Poco a poco se va imponiendo en la industria una figura que algunos llaman Innovation Manager o Gestor de Innovación, que es un poco mixta entre comercial y departamentos de I+D+i o, más bien, un “enlace”. Trabajan como apoyo de los comerciales, codo a codo con ellos, estudia los problemas de los clientes, conocen sus procesos y sus fábricas a la perfección y aportan soluciones en la aplicación de los productos y proponen mejoras a los propios clientes.

He visto ya hasta algún programa de máster específico en esa especialidad. No sería laboratorio pero la capacidad de pensar un poco más allá, que seguro has desarrollado en tus años de investigadora, puede ser muy útil en ese trabajo.

Ya completamente apartados de la I+D+i, ten en cuenta que para trabajar en la industria, en temas más habituales para técnicos superiores: producción, sistemas de gestión, calidad, laboratorio de análisis, logística, la propia gestión empresarial, seguridad, medio ambiente…  la tesis no te da ventaja, si no haces alguna formación complementaria especializada, igual que la hacen los graduados.

Si la selección de personal se hace con criterios adecuados, un candidato con grado en química o ingeniería química, un MBA y, además, el doctorado, se le va a prestar más atención que a alguien que no lo tenga… pero, claro, es obvio que, si estoy buscando alguien para gestión, necesito a alguien con esa especialización, si además tiene el doctorado estupendo, pero sin la especialización, no hay nada que hacer.…. no sé si me explico.

En esas situaciones es especialmente importante que tengáis un curriculum en el que, por supuesto, conste el doctorado pero en el que no se ponen publicaciones o congresos…  y en el que hasta el título de la tesis está un poco de más. Total… el de recursos humanos no va a saber que es un [producto químico objeto de la tesis]… y tampoco es algo que le preocupe.

No quiero enrollarme (más), pero es obvio que el inglés ya ni se pregunta y que tener idiomas extranjeros adicionales da muchas ventajas…¿otras obviedades?: capacidad de trabajar en equipo, iniciativa, capacidad de comunicación escrita y oral, informática, Internet….

Visita la páginas webs de las empresas y sectores que más puedan interesarte. Especialmente de proyecto en los que están trabajando (esas cosas suelen publicitarse en la medida de lo posible, a los departamentos de comunicación les mola presumir de empresa innovadora….). Revisa ofertas de empleo que, aunque estén ya cerradas, dan pistas sobre los perfiles que demandan las empresas o los sectores y que, con toda probabilidad, van a seguir demandando.

Y, sobre todo, nunca te des por vencida y nunca pares: si tienes un impasse y te sale un trabajo en Zara, como azafata de eventos o en Telepizza para ir sacando un dinero,  apúntate a formación complementaria, presencial o a distancia, mejora tus idiomas y tus competencias en todo aquello que no te han enseñado en la carrera o el doctorado: presentaciones, gestión de proyectos, cómo impartir formación, gestión comercial, liderazgo y gestión de equipos, contabilidad, finanzas (por ejemplo, para ser capaz de hacer un presupuesto…).

Si tienes una entrevista, mucho más importante que cuidar tu aspecto personal, es averiguar hasta la última coma del sitio al que vas. No se trata de que vayas “de lista” pero, ten por seguro que te van a preguntar y ya no hay excusa para no haberlo hecho.

Y, por último, cuida, en lo posible, tus resultados en Google. Búscate con regularidad en Google y si en la primera página aparece algo indeseado (no sé… imagínate, aquella vez que te multaron en un control de alcoholemia por una tontería y te notificaron vía boletín oficial) piensa en que, aunque te cueste, tendrás que empezar a salir más en Internet con cosas que a ti te interese decir de ti misma: un blog profesional, por ejemplo, es una buena idea… aún queda algún responsable de recursos humanos que lo niega, pero todo el mundo sabe que miente: en cuanto la consideración de un candidato es un poco seria, mucho antes de la entrevista, se le busca en Google a ver qué sale.

Uff… ¡cómo me he enrollado!..... termino: en el Comité Ejecutivo que lidera la Asociación de Químicas, gerentes y directores generales de empresas importantes, es decir, entre mis jefes, hay 3 doctores y me consta que nunca han ocultado su doctorado, más bien al contrario, están especialmente orgullosos (y orgullosa) de tenerlo… y no es para menos.

Muchas suerte y disculpa el rollo….


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viernes, 7 de noviembre de 2014

Un accidente mortal y una contrata



Desde que yo empecé a trabajar en AVEQ-KIMIKA, en las plantas de las empresas asociadas, hemos sufrido 3 accidentes mortales. Los tres con trabajadores de contratas.

El primero de ellos, me acuerdo como si fuera ayer, fue una caída a distinto nivel. En un proceso de mantenimiento de una torre de absorción a unos 12 metros de altura, en una plataforma con barandilla y suelo de tramex, desmontaban una línea que, había sido previa y convenientemente higienizada, pero que normalmente conducía un gas tóxico.

Los dos trabajadores llevaban arnés pero no estaba enganchado, al fin y al cabo, estaban en una plataforma horizontal, perfectamente practicable y con barandilla.

En el proceso de desmontaje, repentinamente, al soltar una de las bridas, se oyó un agudo silbido de gas e instintivamente ambos trabajadores, con gran experiencia y perfectamente informados, dieron dos bruscos pasos hacia atrás hasta que sus espaldas tropezaron con la barandilla.... pero uno de ellos medía casi 2 metros y la barandilla era demasiado baja para su altura.

Las empresas asociadas a AVEQ-KIMIKA han alcanzado cotas muy elevadas en materia de seguridad con trabajadores propios de sus plantillas. Si bien, esos mismos indicadores en trabajadores externos que prestan servicios en sus instalaciones son también notables, son algo inferiores y, por lo tanto, tienen claramente un margen de mejora.

Una buena gestión de los trabajadores externos debe empezar por asegurarse de que la documentación de cada uno de ellos es la correcta. En realidad, la documentación no es un fin en si mismo, es un medio destinado a asegurarse de que los requisitos básicos de prevención se cumplen: formación mínima, disposición de EPIs, evaluación de riesgos específicos, etc.

Según hemos ido avanzando en la gestión de esa documentación, en AVEQ-KIMIKA nos hemos dado cuenta de que, en cuanto el número de contratas supera unos niveles bastante modestos, si la empresa realiza la gestión del modo correcto y adecuado, los trámites administrativos se multiplican de forma desproporcionada y el tiempo y esfuerzo que hay que dedicar a dicha documentación es muy grande.

Además, es un trabajo especialmente antipático. Andar reclamando a las empresas contratistas papeles que falta, una y otra vez, no es algo agradable. Y es casi peor cuando, envían un PDF de 600 páginas de las cuales apenas 2 ó 3 son pertinentes para el caso.

En todos los casos que hemos tenido de accidentes graves o muy graves, no digamos ya mortales, con implicación de trabajadores de contratas en empresa asociadas, la primera fase de la investigación se centra en la comprobación de todos los requisitos y aspectos documentales. Las implicaciones legales de no tener la documentación bien gestionada de un accidente de este tipo son extremadamente serias.

Como es habitual, la Asociación ha venido trabajando en varios frentes: se ha redactado un manual recomendando un procedimiento, se han convocado cursos de formación para los responsables y, en la fase más avanzada de su gestión, ha llegado a un acuerdo con la firma  IMQ Prevención  para el despliegue de un Proyecto de Valor Añadido destinado implantar un avanzado sistema informático que reduzca la carga administrativa de la coordinación de actividades, tanto de las empresas principales como de los propios contratistas con, entre otras ventajas, una base de datos documental común para las empresas que participen en el mismo.

La decisión de trabajar con IMQ Prevención, se debe a las experiencias positivas previas de algunas empresa asociadas de referencia en materia de seguridad que ya trabajan con éxito dentro de la iniciativa Koordinatu, cuya plataforma es la base en la que este proyecto, al que hemos llamado Giltza, se apoya.

En estos momentos, dos empresa asociadas, de 50 y 41 trabajadores, una situada en Gipuzkoa y la otra en Bizkaia, están ya trabajando en el proyecto.

En fase muy avanzada de decisión, con perspectivas de comenzar en las próximas semanas, se encuentran 2 empresas más en Gran Bilbao, 1 más de Gipuzkoa, 2 situadas en Lantarón y 1 de Vitoria-Gasteiz. La mayor parte de ellas de tamaño mediano, 30-50 trabajadores aunque también hay una empresa de más de 250.

Durante lo que queda de año 2014 vamos a realizar en AVEQ-KIMIKA una campaña de comunicación al respecto, destinada a implicar la mayor cantidad de empresas posible. Es obvio que cuantas más empresas participen, el sistema será más eficiente y barato.

Creemos que el proyecto, no sólo mejorará la seguridad, la real y la jurídica, en la gestión de las contratas sino que la reducción en la carga de trabajo del personal propio hará que la inversión inicial y el gasto de mantenimiento se amorticen en un período de tiempo muy moderado.

Estoy a su disposición para darles todos los detalles, mándenme un email a info@aveq-kimika.es y yo les llamo y se lo cuento.

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[Una aclaración por un email recibido esta mañana: en el accidente que he contado, el hecho de tener la documentación perfecta, como era el caso, no salvó la vida al accidentado. Pero, es mi papel como abogado, decirles que no solamente es necesaria una gestión excelente de la seguridad en las instalaciones (que es lo más importante) además, es imprescindible, ser capaz de demostrarlo... y para eso la documentación es clave].